El 25 de julio de 1898 se inauguraba la plaza de toros de Andújar. El cartel anunciaba cuatro hermosos toros de la ganadería de D. Jacinto Trespalacios, a los que se enfrentaría el espada Rafael Bejarano, El Torerito. El semanario Taurino ilustrado Sol y sombra, dejaba este apunte de aquella corrida: “Torerito, muy bien matando y bregando mucho toda la tarde. Él sólo toreó la corrida. La entrada, buena”. Un espectador de excepción presenció aquel festejo, El Lagartijo, que asesoró a la presidencia. Tres corridas más completaba aquel cartel inaugural.
La Plaza de Toros, con portada neoárabe, forma parte de una serie de construcciones historicista de sabor andalusí, que se realizaron en la ciudad a finales del siglo XIX y comienzos del XX, como la ya desaparecida casa Figueras (1897, calle Caldereros) y la casa Suárez, esquina calle Ollerías.
Si bien el foso taurino surge fruto del empeño de un puñado de aficionados andujareños, que se constituyeron en Sociedad para sufragar por medio de acciones los gastos de construcción, hoy es de titularidad privada.